La emisión de bonos contingentes convertibles (cocos en la jerga) no
son un instrumento reservado única y exclusivamente a las grandes
entidades. Y prueba de ello fue la colocación que cerró ayer Ibercaja. La entidad aragonesa que tiene previsto saltar a Bolsa en 2020 vendió 350 millones en un bono computable como capital adicional del nivel 1 (Additional Tier 1 o AT1) amortizable a partir del quinto año, como viene siendo habitual en este tipo de deuda perpetua.
El precio establecido fue de 7,125% y la demanda superó los 1.000 millones.
La operación se enmarca dentro del plan estratégico de la firma para
los próximos tres años y supondrá un incremento de más de 150 puntos
básicos en el capital total del banco, hasta el 14,3%,. El objetivo es
alcanzar el 15% en 2020 así como una rentabilidad sobre fondos propios
del 9%. Barclays, JP Morgan, UBS y BBVA actuaron como entidades colocadoras y minutos después de conocer el resultado Fitch confirmó su rating de BB+/B con perspectiva positiva.
En la emisión participaron 150 inversores. Más del 85% de la emisión
se ha colocado entre inversores internacionales de diferentes
procedencias geográficas. En una nota el banco subraya "la confianza de
los inversores en el proyecto Ibercaja y su recientemente plan
Estratégico 2018-2020 a la vez que acredita su capacidad de acceso a los
mercados de capitales, una fortaleza clave en el itinerario de salida a
Bolsa que se ha fijado la Entidad para los próximos años".
Con anterioridad a la emisión de ayer, Ibercaja colocó 500 millones
en deuda subordinada Tier2 a 10 años y sin opción de amortizar en los
cinco primeros con un cupón del 5%. En el mercado secundario estos bonos
cotizan con una rentabilidad del 5,07% y un precio nominal de 99,8,
algo que ha contribuido a que la entidad vendiera cocos por debajo del
8%.
El buen momento que atraviesa el mercado de deuda no pasa
desapercibido para las empresas, dispuestas a seguir exprimiendo los
bajos costes de financiación. Una de estas firmas es Indra
que ha contratado a BNP Paribas, Citi y Credit Agricole para efectuar
un roadshow y sondear el apetito de los inversores. La información que
reciban será fundamental para ver colocar 300 millones en un bono a seis
o siete años a partir del próximo 3 de abril. Asimismo, Santander
ha dado mandato a Bank of America Merrill Lynch, Citi, JP Morgan y el
propio Santander para sondear el apetito de los inversores y emitir una
nueva referencia en dólares.
El veto estadounidense a la opa de Broadcom sobre Qualcomm pone de
relieve el valor estratégico de la industria de los semiconductores, que
en los dos últimos años suma operaciones por valor de 160.000 millones
de dólares.
La decisión de Donald Trump de vetar la opa de Broadcom sobre la estadounidense Qualcomm
alegando que peligra la seguridad nacional de Estados Unidos vuelve a
poner de relieve el enorme valor estratégico de la industria de los
semiconductores. Con menos glamour que los fabricantes de dispositivos
como Apple o que gigantes de Internet como Google o Facebook, los
fabricantes de chips juegan un papel primordial en la era digital, y más
aún a las puertas de la revolución del Internet de las Cosas, que
dibuja un mundo donde habrá miles de millones de objetos -desde
maquinaria industrial a coches o electrodomésticos- conectados.
La industria de los semiconductores está inmersa en un proceso de
consolidación debido a la necesidad de los fabricantes de ganar escala,
reducir costes, diversificarse y tomar posiciones en nuevos segmentos de
negocio como el coche eléctrico o la industria conectada.
En los dos últimos años, el sector ha sido protagonista de operaciones por valor de más de 160.000 millones de dólares
(115.565 millones de euros), una cifra que prácticamente se habría
duplicado si no se hubiera frustrado la megaopa de 142.000 millones de
dólares, incluida deuda, de Broadcom sobre su competidor estadounidense
Qualcomm, que habría sido la adquisición tecnológica más importante de
la historia. AVALANCHA DE COMPRAS
La propia Qualcomm, líder mundial de chips para móviles, está inmersa
en el proceso de compra del fabricante holandés NXP por 44.000 millones
de dólares, la mayor operación del sector hasta la fecha. A su vez, NXP
compró hace dos años a su competidor Freescale por 12.000 millones de
dólares. Meses después, el fabricante de chips Avago Technologies, con
sede en Singapur y cotizada en EEUU, se hizo con la estadounidense
Broadcom por 37.000 millones de dólares. El grupo resultante mantuvo el
nombre de la norteamericana, pero la sede en Singapur, lo que ha jugado
en su contra en su intento de opar con éxito a Qualcomm. Intel, por su
parte, se hizo con Altera por 17.000 millones de dólares, mientras que,
en 2017, la japonesa Softbank desembolsó 24.300 millones de libras
(29.000 millones de euros) por la británica Arm Holdings, fabricante de
chips para móviles y otros dispositivos electrónicos.
Recientemente, la estadounidense Microchip ha adquirido por 10.000
millones de dólares, incluida deuda, a su rival Microsemi, en una
operación con la que nace un nuevo gigante en el sector, cuyos chips son
utilizados en múltiples productos, desde lavadoras hasta coches o
misiles.
En paralelo, un consorcio liderado por la firma de capital riesgo Bain Capital y en el que participan
Apple y Dell, tiene pendiente cerrar la compra por 2 billones de yenes
(15.000 millones de euros) del negocio de chips de memoria de Toshiba.
Broadcom ha mostrado un gran apetito inversor en los últimos años, puesto que ha comprado cinco empresas en un lustro, lo que ha ayudado a multiplicar por siete su capitalización,
hasta 100.486 millones de dólares. Esta agresiva estrategia culminó con
la opa a Qualcomm, el líder de los chips para dispositivos móviles, en
un intento de crear el tercer mayor jugador del mundo en esta industria,
por detrás de Samsung Electronics e Intel. La pasada semana, dos días
después de que Trump vetara la operación, Broadcom retiró formalmente la
opa, aunque aseguró que mantenía sus planes de cambiar su sede a EEUU, y
se especula con que el expresidente e hijo del fundador de Qualcomm,
Paul Jacobs, busca inversores para comprar el grupo y excluirlo de
Bolsa.
Precisamente Intel, que ha visto cómo Samsung le ha robado el trono
como mayor fabricante de chips del mundo, y que ya en su momento sufrió
las consecuencias de perder el tren de la revolución de los móviles, ha valorado presentar una oferta de compra por Broadcom,
temerosa de que la megaopa por Qualcomm mermara su posición
competitiva. Con Qualcomm en su poder, Broadcom habría creado un grupo
con unas ventas agregadas de 40.000 millones de dólares, frente a los
62.760 millones de Intel. Habría sido un gigante con un liderazgo claro
en chips para móviles, una presencia destacada en los procesadores para
centros de datos y los chips para el sector del automóvil, áreas claves
en los planes de crecimiento de Intel. POTENCIAL
Más allá de las economías de escala, estos movimientos muestran cómo los grandes jugadores del sector toman posiciones para no quedarse fuera de negocios de enorme potencial.
Por ejemplo, Qualcomm -que gana mucho dinero gracias a sus patentes-
busca nuevas áreas de ingresos más allá de los chips para móviles, un
mercado que ya no registra las tasas de crecimiento de hace unos años.
De ahí su interés por NXP, compañía resultante de la escisión del
negocio de chips de Philips, que tiene una sólida posición en la
industria automovilística (gracias a la compra de Freescale), así como
en procesadores para equipos médicos y seguridad.
Por su parte, Intel compró en 2016 Altera, la mayor adquisición de su historia,
para reforzar su cartera de chips para centros de datos, un área
primordial en su obligada diversificación más allá del mundo del PC.
También ha tomado posiciones en la batalla del coche del futuro con la compra por 15.300 millones de dólares de la israelí Mobileye que, aunque no es una compañía de procesadores, ha desarrollado su propia tecnología de chips.
La concentración de la industria también está activando los
mecanismos de las autoridades de Competencia o incluso lleva a los
Gobiernos a tomar cartas en el asunto, al considerar la industria de
chips como un sector estratégico. Así, Trump ha bloqueado la opa de
Broadcomm sobre la estadounidense Qualcomm porque el Gobierno
estadounidense temía que el grupo resultante recortara inversiones en
5G, lo que podría provocar que Huawei ganara terreno en un ámbito
crucial donde Qualcomm tiene ahora una sólida posición.
Mientras, Bruselas aprobó con condiciones el pasado enero la compra
de NXP por parte de Qualcomm, operación que aún no ha recibido el visto
bueno en China. Tampoco se puede olvidar que la venta del negocio de
chips de memoria de Toshiba fue seguida con lupa desde el Gobierno
japonés, que presionó para que el control de la sociedad siguiera en
manos niponas y para que la surcoreana SK Hynix, uno de los compradores
del consorcio, no pudiera acceder a información de propiedad intelectual
de Toshiba Memory.
Precisamente, el boom de los chips de memoria, mercado liderado por
Samsung, explica en buena medida las buenas previsiones de crecimiento
de la industria de semiconductores. Gartner estima que este negocio moverá este año 451.000 millones de dólares, un 7,5% más que en 2017.
La consultora revisó al alza sus previsiones en enero -anteriormente
estimaba un incremento del 4%- debido a la fuerte demanda de chips de
memoria, un mercado que ha permitido a Samsung erigirse como mayor
fabricante del mundo, por delante de Intel, en términos de ingresos.
Samsung arrebata el trono a Intel
Samsung Electronics ha arrebatado en 2017 a Intel el liderazgo como
mayor fabricante de semiconductores del mundo. La división de chips del
fabricante surcoreano ingresó 69.000 millones de dólares (55.430
millones de euros) en 2017, frente a los ingresos de 63.000 millones de
dólares de la compañía estadounidense.
Intel, cuyos chips están en el 90% de los ordenadores, ha sido el rey
del mercado de procesadores desde 1992. Sin embargo, Samsung ha
ascendido a lo más alto gracias a su liderazgo en el negocio de los
chips de memoria, un componente básico en múltiples dispositivos
tecnológicos que protagoniza un boom desde mediados de 2016. Este
negocio se ha convertido en el gran motor de crecimiento de Samsung, por
encima de los móviles inteligentes. Intel, temerosa de que la ahora
fallida opa de Broadcom sobre Qualcomm mermara su capacidad competitiva
en el mercado, se planteó la posibilidad de adquirir a la compañía con
sede en Singapur, según desveló The Wall Street Journal días antes de
que el Gobierno de Donald Trump vetara la operación.
Las ambiciones de Broadcom
La opa de 142.000 millones de dólares, incluida deuda, de Broadcom
sobre Qualcomm, que ha sido vetada por el Gobierno estadounidense por
motivos de seguridad nacional, habría sido la mayor adquisición de la
historia del sector tecnológico. La operación, anunciada en noviembre y
considera hostil por Qualcomm, habría convertido a Broadcom en el tercer
mayor fabricante de chips del mundo, tras Samsung e Intel, con unos
ingresos de 40.000 millones de dólares. Pero las ambiciones de la
empresa dirigida por Hock Tan comenzaron antes, cuando en 2015 Avago,
con sede en Singapur, compró la norteamericana Broadcom por 37.000
millones de dólares. La nueva Broadcom protagonizó otra adquisición
importante en noviembre de 2016, cuando se hizo con Brocada,
especializada en productos de networking y almacenamiento, por 5.900
millones de dólares. En Wall Street creen que Broadcom, que facturó
17.636 millones de dólares en 2017, seguirá su política de
adquisiciones, obligada a ganar tamaño. Así, RBC Capital Markets cree
que podría intentar adquirir Xilinx , que tiene una capitalización de
20.000 millones de dólares.
Qualcomm sigue siendo independiente
La estadounidense Qualcomm también es un actor consolidador en la
industria de semiconductores, como demuestra su oferta de compra sobre
NXP Semiconductors por 44.000 millones de dólares (elevó un 16% su
oferta en plena opa de Broadcom para complicar ser adquirida). La
operación encaja en el objetivo de Qualcomm de diversificar y reducir su
dependencia de los chips para móviles, al adquirir esta empresa
especializada en chips para automóviles, equipos médicos y seguridad.
Tras el fracaso de la megaopa de Broadcom, quedan incógnitas que
despejar alrededor del negocio de Qualcomm. La compañía estadounidense,
que ganó la batalla de los chips para móviles y tiene una sólida
posición en la tecnología 5G, se ha situado en el punto de mira de
autoridades de Competencia y, de hecho, suma multas por valor de 4.000
millones de dólares. En enero, Bruselas le impuso una multa de 997
millones de dólares. Además, mantiene una batalla legal con Apple, que
podría prescindir de la tecnología de Qualcomm en sus iP
Ronna Keitt y Julio Iglesias Puga, el verano pasado en Marbella. - Foto:
EL PERIODICOEL PERIODICO 09/01/2004
Siguiendo la estela de personajes
como Anthony Quinn y Charles Chaplin, el doctor Julio Iglesias Puga,
progenitor del cantante Julio Iglesias, tendrá un hijo después de que
Chábeli lo convirtiera en bisabuelo en enero del 2002. El ginecólogo, de
87 años, y su esposa, Ronna Keitt, de 40, serán padres de un niño en
abril, tres años después de contraer matrimonio en la más estricta
intimidad en Duval (Florida).
El jabato octogenario dio el parte ecográfico en la revista ¡Hola!,
que se publicó ayer. "Estamos muy felices. Ronna, mi esposa, está
embarazada de cinco meses y medio. El bebé que esperamos es un varón,
que nacerá el próximo mes de abril", explica el doctor Iglesias Puga
tras superar con honores el récord hispano de Paco Martínez Soria en el El padre de la criatura.
14 AÑOS JUNTOS El padre del artista español que más
discos ha vendido en todo el mundo anunció hace meses que su esposa se
estaba sometiendo a un tratamiento de fertilidad. "Me hubiera encantado
tener hijos con Ronna. De momento, no es así. Pero creo que sólo de
momento. Dios quiera que aún pueda ocurrir", explicó en su día.
La historia de amor de Iglesias Puga y Keitt dura ya 14
años. "En un principio, cuando la conocí, pensé que Ronna iba a ser una
relación esporádica, una especie de entretenimiento, como otros muchos
que he tenido. Pero me enamoré", confiesa el doctor.
Keitt, que también es licenciada en Medicina, y el
doctor Iglesias se conocieron en una cafetería de Madrid. "Vi pasar a
una morenita muy guapa, muy mona. Y a mí me encantan las morenitas
--cuenta Puga--. Ronna iba con una amigas y las invité a tomar un café".
En abril, el doctor se convertirá en padre de un niño
dos años más joven que su bisnieto, Alejandro, hijo de Chábeli. Sin
embargo, la cifra más llamativa es la diferencia de edad de Julio
Iglesias y su nuevo hermano: se llevarán 60 años.
ValladolidActualizado:Una familia de Castilla y León acogerá a los mellizos de Mauricia Ibáñez, la mujer que sorprendió al mundo al tener dos hijos con 64 años tras someterse a una fecundación in vitro en Estados Unidos.
El proceso para la selección ha sido «largo y complicado» porque
habitualmente las personas que se ofrecen suelen preferir convivir con
un único menor. Una vez superado este «hándicap», ya ha comenzado el
periodo de acoplamiento en el nuevo hogar de los pequeños que, según
detalló a ABC la gerente de Servicios Sociales de Burgos, María Antonio
Paniego, se espera sea «breve» al tratarse de dos niños de poco más de
un año de edad.
Mientras, la madre «no quiere colaborar» ante
este «cambio de situación». Tras reunirse con ella en el trámite de
audiencia contemplado en la ley, «no lo apoya de momento», pero el proceso «sigue adelante».
En este punto, Paniego recalca que lo que se pretende siempre es que se
pueda dar «una futura reunificación» con su madre y para ello «es
fundamental que mantenga la vinculación con ellos». como ha ocurrido
hasta ahora y como sucedería si acepta las condiciones que le ofrece la
Junta con esta nueva familia.
Juicio pendiente
Se da la casualidad de que
el próximo martes se celebra en Burgos la vista sobre el recurso de la
madre a la decisión de la Junta de asumir la tutela de los menores. Al respecto, la gerente confía en que el juez les dé la razón porque «hemos hecho todo de forma muy pensada».
Hay que recordar que tras la sorpresa por el nacimiento de los mellizos a sus 64 años, Mauricia perdió su custodia pocos días después de comenzar la convivencia en su casa al detectarse «indicios de desprotección por desamparo», como ya le ocurrió con su hija mayor, que tuvo con 58 años y que en la actualidad reside con un familiar en Canadá.
En esta ocasión, el seguimiento de los servicios sociales se produjo desde el mismo nacimiento. Los médicos aconsejaron «apoyos» para la madre «durante las 24 horas del día»,
además de que la madre se comprometió a una serie de circunstancias
básicas» que son los que habría «incumplido» al «apreciarse cierto
riesgo para los menores».
CORRESPONSAL EN PARÍSActualizado:El futuro partido de la extrema derecha francesa, «Rassemblement national» (Agrupación Nacional)
(RN), ha entrado en crisis antes de poder existir: ese nombre pudiera
estar registrado por un grupúsculo que amenaza con perseguir
judicialmente a Marine Le Pen, presidenta del Frente Nacional (FN), enterrado prematuramente en el congreso de la «refundación» y el giro apocalíptico, en Lille, el fin de semana pasado.
Horas
después que Marine Le Pen propusiera a los participantes en el XVI
congreso del FN, fundado por su padre en 1972, Igor Kurek, presidente de
un grupúsculo ultra nacionalista, anunció por todas las cadenas de
radio y tv que el nombre Rassemblement national (RN) es una marca
políticamente registrada, de su propiedad.
En tanto que presidente
del RN ya existente, Igor Kurek declara: «El Frente Nacional de Marine
Le Pen no podrá llamarse nunca Rassemblement national porque ese nombre
es la marca registrada de nuestro propio partido. Si Marine Le Pen se
obstina, presentaré una querella ante la justicia, denunciando la
usurpación del nombre».
Prudente,
Marine Le Pen propuso a los militantes de su partido enterrar el nombre
de Frente Nacional, para romper definitivamente con su padre,
sustituyéndolo por el de Rassemblement national. La presidenta del
enterrado FN anunció que el nuevo nombre debería ser aprobado «en referéndum» por los militantes de la extrema derecha.
Aturdida,
tras la revelaciones de un dirigente político que dice ser propietario
de la marca Rassemblement national, Le Pen se apresuró a declarar que su
partido era propietario de la misma marca, con anterioridad. El riesgo
de un eventual proceso judicial, enfrentando a los propietarios
presuntos o reales de la marca RN, multiplicaría los frentes de crisis
esperpéntica, cuando Marine Le Pen está enfrentada a cara de perro con
su propio padre, Jean-Marie Le Pen, que utilizó la misma marca en varias elecciones, durante los años sesenta y setenta del siglo pasado.
Rassemblement
national populaire ya fue el nombre de un partido de extrema derecha
colaboradora con el nazismo alemán, en la Francia ocupada de 1941 y
1944. Rassemblement national, eliminado el «popular»,
ya fue un grupúsculo y «cartel» de la extrema derecha durante los años
sesenta del siglo pasado, cuando Jean-Marie Le Pen era un «discípulo»
aventajado de un abogado ultra derechista, Jean-Louis Tixier-Vignancour.
Tras
fundar el FN en 1972, Jean-Marie Le Pen siguió utilizando el nombre de
Rassemblement national para hacer varias campañas electorales. Y ese
mismo nombre fue utilizado por los diputados del FN entre 1986 y 1988.
Aspirando a «refundar« la extrema derecha, Marine Le Pen se ha tirado
ella sola en una piscina donde flotan los restos podridos de otros
partidos y grupúsculos que ya usaron con dudosa fortuna el mismo nombre
que ella desea dar a su «nuevo» partido, Rassemblement national.