
Compañías

La industria mundial de semiconductores es un gigantesco mercado
que moverá este año unos 451.000 millones de dólares, según Gartner.
El veto estadounidense a la opa de Broadcom sobre Qualcomm pone de
relieve el valor estratégico de la industria de los semiconductores, que
en los dos últimos años suma operaciones por valor de 160.000 millones
de dólares.
La decisión de Donald Trump de vetar la opa de Broadcom sobre la estadounidense Qualcomm
alegando que peligra la seguridad nacional de Estados Unidos vuelve a
poner de relieve el enorme valor estratégico de la industria de los
semiconductores. Con menos glamour que los fabricantes de dispositivos
como Apple o que gigantes de Internet como Google o Facebook, los
fabricantes de chips juegan un papel primordial en la era digital, y más
aún a las puertas de la revolución del Internet de las Cosas, que
dibuja un mundo donde habrá miles de millones de objetos -desde
maquinaria industrial a coches o electrodomésticos- conectados. La industria de los semiconductores está inmersa en un proceso de consolidación debido a la necesidad de los fabricantes de ganar escala, reducir costes, diversificarse y tomar posiciones en nuevos segmentos de negocio como el coche eléctrico o la industria conectada.
En los dos últimos años, el sector ha sido protagonista de operaciones por valor de más de 160.000 millones de dólares (115.565 millones de euros), una cifra que prácticamente se habría duplicado si no se hubiera frustrado la megaopa de 142.000 millones de dólares, incluida deuda, de Broadcom sobre su competidor estadounidense Qualcomm, que habría sido la adquisición tecnológica más importante de la historia.
AVALANCHA DE COMPRAS
La propia Qualcomm, líder mundial de chips para móviles, está inmersa en el proceso de compra del fabricante holandés NXP por 44.000 millones de dólares, la mayor operación del sector hasta la fecha. A su vez, NXP compró hace dos años a su competidor Freescale por 12.000 millones de dólares. Meses después, el fabricante de chips Avago Technologies, con sede en Singapur y cotizada en EEUU, se hizo con la estadounidense Broadcom por 37.000 millones de dólares. El grupo resultante mantuvo el nombre de la norteamericana, pero la sede en Singapur, lo que ha jugado en su contra en su intento de opar con éxito a Qualcomm. Intel, por su parte, se hizo con Altera por 17.000 millones de dólares, mientras que, en 2017, la japonesa Softbank desembolsó 24.300 millones de libras (29.000 millones de euros) por la británica Arm Holdings, fabricante de chips para móviles y otros dispositivos electrónicos.
Recientemente, la estadounidense Microchip ha adquirido por 10.000 millones de dólares, incluida deuda, a su rival Microsemi, en una operación con la que nace un nuevo gigante en el sector, cuyos chips son utilizados en múltiples productos, desde lavadoras hasta coches o misiles.
En paralelo, un consorcio liderado por la firma de capital riesgo Bain Capital y en el que participan Apple y Dell, tiene pendiente cerrar la compra por 2 billones de yenes (15.000 millones de euros) del negocio de chips de memoria de Toshiba.
Broadcom ha mostrado un gran apetito inversor en los últimos años, puesto que ha comprado cinco empresas en un lustro, lo que ha ayudado a multiplicar por siete su capitalización, hasta 100.486 millones de dólares. Esta agresiva estrategia culminó con la opa a Qualcomm, el líder de los chips para dispositivos móviles, en un intento de crear el tercer mayor jugador del mundo en esta industria, por detrás de Samsung Electronics e Intel. La pasada semana, dos días después de que Trump vetara la operación, Broadcom retiró formalmente la opa, aunque aseguró que mantenía sus planes de cambiar su sede a EEUU, y se especula con que el expresidente e hijo del fundador de Qualcomm, Paul Jacobs, busca inversores para comprar el grupo y excluirlo de Bolsa.
Precisamente Intel, que ha visto cómo Samsung le ha robado el trono como mayor fabricante de chips del mundo, y que ya en su momento sufrió las consecuencias de perder el tren de la revolución de los móviles, ha valorado presentar una oferta de compra por Broadcom, temerosa de que la megaopa por Qualcomm mermara su posición competitiva. Con Qualcomm en su poder, Broadcom habría creado un grupo con unas ventas agregadas de 40.000 millones de dólares, frente a los 62.760 millones de Intel. Habría sido un gigante con un liderazgo claro en chips para móviles, una presencia destacada en los procesadores para centros de datos y los chips para el sector del automóvil, áreas claves en los planes de crecimiento de Intel.
POTENCIAL
Más allá de las economías de escala, estos movimientos muestran cómo los grandes jugadores del sector toman posiciones para no quedarse fuera de negocios de enorme potencial. Por ejemplo, Qualcomm -que gana mucho dinero gracias a sus patentes- busca nuevas áreas de ingresos más allá de los chips para móviles, un mercado que ya no registra las tasas de crecimiento de hace unos años. De ahí su interés por NXP, compañía resultante de la escisión del negocio de chips de Philips, que tiene una sólida posición en la industria automovilística (gracias a la compra de Freescale), así como en procesadores para equipos médicos y seguridad.
Por su parte, Intel compró en 2016 Altera, la mayor adquisición de su historia, para reforzar su cartera de chips para centros de datos, un área primordial en su obligada diversificación más allá del mundo del PC. También ha tomado posiciones en la batalla del coche del futuro con la compra por 15.300 millones de dólares de la israelí Mobileye que, aunque no es una compañía de procesadores, ha desarrollado su propia tecnología de chips.
La concentración de la industria también está activando los mecanismos de las autoridades de Competencia o incluso lleva a los Gobiernos a tomar cartas en el asunto, al considerar la industria de chips como un sector estratégico. Así, Trump ha bloqueado la opa de Broadcomm sobre la estadounidense Qualcomm porque el Gobierno estadounidense temía que el grupo resultante recortara inversiones en 5G, lo que podría provocar que Huawei ganara terreno en un ámbito crucial donde Qualcomm tiene ahora una sólida posición.
Mientras, Bruselas aprobó con condiciones el pasado enero la compra de NXP por parte de Qualcomm, operación que aún no ha recibido el visto bueno en China. Tampoco se puede olvidar que la venta del negocio de chips de memoria de Toshiba fue seguida con lupa desde el Gobierno japonés, que presionó para que el control de la sociedad siguiera en manos niponas y para que la surcoreana SK Hynix, uno de los compradores del consorcio, no pudiera acceder a información de propiedad intelectual de Toshiba Memory.
Precisamente, el boom de los chips de memoria, mercado liderado por Samsung, explica en buena medida las buenas previsiones de crecimiento de la industria de semiconductores. Gartner estima que este negocio moverá este año 451.000 millones de dólares, un 7,5% más que en 2017. La consultora revisó al alza sus previsiones en enero -anteriormente estimaba un incremento del 4%- debido a la fuerte demanda de chips de memoria, un mercado que ha permitido a Samsung erigirse como mayor fabricante del mundo, por delante de Intel, en términos de ingresos.
Samsung arrebata el trono a Intel
Samsung Electronics ha arrebatado en 2017 a Intel el liderazgo como mayor fabricante de semiconductores del mundo. La división de chips del fabricante surcoreano ingresó 69.000 millones de dólares (55.430 millones de euros) en 2017, frente a los ingresos de 63.000 millones de dólares de la compañía estadounidense.Intel, cuyos chips están en el 90% de los ordenadores, ha sido el rey del mercado de procesadores desde 1992. Sin embargo, Samsung ha ascendido a lo más alto gracias a su liderazgo en el negocio de los chips de memoria, un componente básico en múltiples dispositivos tecnológicos que protagoniza un boom desde mediados de 2016. Este negocio se ha convertido en el gran motor de crecimiento de Samsung, por encima de los móviles inteligentes. Intel, temerosa de que la ahora fallida opa de Broadcom sobre Qualcomm mermara su capacidad competitiva en el mercado, se planteó la posibilidad de adquirir a la compañía con sede en Singapur, según desveló The Wall Street Journal días antes de que el Gobierno de Donald Trump vetara la operación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario